Maria da Penha, la víctima de violencia doméstica que se convirtió en ley
En 1983, la biofarmacéutica del estado de Ceará, Maria da Penha Maia Fernandes, sufrió dos intentos de homicidio, ambas practicadas por su marido. Quedó parapléjica e inició una lucha sin tregua por la punición al agresor, que solo iría a juicio 19 años después. El marido cumplió solo dos años de prisión y ganó la libertad. Maria da Penha sigue en la lucha por el fin de la violencia contra las mujeres, una lucha que conquistó un poderoso refuerzo en el Gobierno Lula: la Ley Maria da Penha, sancionada en 2006.
Entre otros avances, la Ley Maria da Penha posibilita que agresores de mujeres en ámbito doméstico o familiar sean presos in fraganti o tengan prisión preventiva decretada. La legislación aumenta el tiempo máximo de detención previsto de un mes a tres años, prevé medidas que van desde la remoción del agresor del domicilio a la prohibición de su acercamiento a la mujer agredida y dispone sobre la creación de los Juzgados de Violencia Doméstica y Familiar contra la Mujer.
Con la Ley Maria da Penha, la violencia doméstica dejó de ser tratada como algo banal, que se podía reparar con el pago de canasta básica o multa. Además de la violencia física y sexual, la legislación engloba también la violencia psicológica, la violencia patrimonial y el acoso moral.