Con Lula y Dilma, la inclusión social y los derechos humanos pasaron a caminar lado a lado
En los últimos 12 años, millones de brasileños, que antes no tenían ni siquiera para comer, conquistaron seguridad alimentaria, empleos con registro formal, reajustes salariales por encima de la inflación, acceso a educación y salud de mejor calidad, vivienda digna, movilidad urbana, respeto a la diversidad.
Mujeres, negros, niños/as y adolescentes, personas mayores, personas con discapacidad, población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales) y víctimas en general de la violencia, exclusión, discriminación y abuso, ganaron visibilidad. Sectores más vulnerables de la sociedad conquistaron inclusión, protección, oportunidades.
Brasil avanzó como nunca en la defensa de los derechos humanos, con la creación de dos secretarías clave, ambas con status de ministerio: la Secretaria de Políticas para las Mujeres y la Secretaría de Políticas de Promoción de la Igualdad Racial. Al mismo tiempo, la antigua Secretaría Nacional de Derechos Humanos, hoy Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, ganó status de ministerio y más poder de acción.
Con Lula y Dilma, Brasil conquistó el derecho a la verdad sobre la dictadura, paso fundamental para que avancemos hacia un futuro más justo, con más respeto a la diversidad, a la dignidad, a los derechos humanos. Con Lula y Dilma, conquistamos el derecho humano de soñar.