Con Lula y Dilma, el agronegocio brasileño se convirtió en un gigante mundial e hizo de Brasil uno de los más grandes productores y exportadores de alimentos del planeta. El volumen de crédito para el sector creció cinco veces: de los R$ 27,6 mil millones de la cosecha 2002/2003 (la última antes del gobierno Lula) a los R$ 156,1 mil millones del Plan Agrícola y Pecuario 2014/2015, el mayor de la historia.

Con más recursos cada año, el agronegocio respondió a la altura: la producción de granos creció un 98% en 12 años, saltando de 96 millones de toneladas (cosecha 2001/2002) a 191 millones de toneladas (2013/2014), gracias al aumento de la disponibilidad de recursos, reducción de las tasas de interés, y mejoría en las condiciones de acceso al crédito y al seguro rural.
Según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, el Producto Interno Bruto (PIB) del agronegocio debe llegar a R$ 1,03 billones en 2014, valor un 4% superior al de 2013 (R$ 991,96 mil millones). Si se confirma la previsión, el PIB del sector habrá crecido un 34% en diez años.