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Lula asumió la Presidencia de la República con el País y la población todavía traumatizados por el Apagón de 2001. Sus primeros años de gobierno fueron esenciales para organizar y establecer nuevas metas para Brasil, inclusive de inversiones en generación y transmisión de energía.
El consumo conciente sigue siendo importante, pero el riesgo de un nuevo Apagón está cada vez más distante. Brasil cuenta hoy con la energía necesaria para crecer y abastecer el parque industrial, el agronegocio y las localidades más remotas, además de atender a quienes están mejorando de vida y conquistan el acceso a bienes y comodidades antes impensables.
Con nuevas hidroeléctricas listas y otras en camino, kilómetros de nuevas líneas de transmisión entregadas y muchos todavía en construcción, la presidenta Dilma tuvo condiciones de, en 2012, anunciar la reducción de la tarifa de electricidad para todos: consumidores residenciales tuvieron una reducción media del 16,2% y empresarios, entre 19% y 28%.
Con Lula y Dilma, Brasil se convirtió en uno de los países con mayor capacidad de generación de energía limpia en el mundo. Entre 2003 y 2014, retomamos la construcción de grandes usinas hidroeléctricas y el parque generador brasileño ganó cerca de 49.000 MW, un crecimiento del 60% con relación a la capacidad instalada en 2002.
Con Lula y Dilma, Brasil se convirtió en uno de los países con mayor capacidad de generación de energía limpia en el mundo. Entre 2003 y 2014, retomamos la construcción de grandes usinas hidroeléctricas y el parque generador brasileño ganó cerca de 49.000 MW, un crecimiento del 60% con relación a la capacidad instalada en 2002.
Jirau sola es capaz de generar lo necesario para abastecer a 10 millones de casas. La obra estimuló la creación de 12 mil empleos directos y 30 mil indirectos, dando preferencia siempre a la mano de obra local. Belo Monte (Pará), obra que en abril de 2014 llegó al 49,5% de ejecución, tendrá 11.233 MW de capacidad instalada cuando 100% en operación, lo que está previsto para 2015. La energía generada por Belo Monte será suficiente para atender a cerca de 21 millones de personas, lo equivalente a más de tres ciudades con la población igual a la de Rio de Janeiro.
El PAC invierte también en fuentes alternativas, para fortalecer el Sistema Interconectado Nacional (SIN). Al final de 2006, año anterior al lanzamiento del PAC, la capacidad instalada de usinas eólicas era de 237 MW. En 2014, la potencia instalada llegó a 3.106 MW. Brasil tiene hoy un centenar de usinas en operación, con capacidad suficiente para atender a 2 millones de personas.
Toda esa nueva energía generada por las obras estructuradoras necesita líneas de transmisión para abastecer y fortalecer el Sistema Interconectado Nacional (SIN). Gracias al PAC, el sistema eléctrico brasileño hoy interconecta todas las regiones de Brasil, optimizando y racionalizando la distribución y garantizando seguridad energética a la población brasileña. El PAC 2 concluyó 35 líneas entre 2011 y 2013, totalizando 10.194 km de extensión, más que lo suficiente para ir de Manaus, en el Amazonas, a Londres, Inglaterra. Otras 29 líneas de transmisión están en obras, totalizando más 11.182 km de interconexiones.
Cuando concluida, la Interconexión Manaus-Boa Vista, que también es obra del PAC, permitirá conectar el último estado brasileño todavía no conectado al SIN, el estado de Roraima.
En los últimos años, las inversiones de los gobiernos Lula y Dilma hicieron del sistema interconectado brasileño unos de los mayores del mundo y alejaron una de las causas del Apagón de 2001: en esa época, por falta de líneas de transmisión, la energía excedente de la región Sur terminaba desperdiciada, mientras los brasileños del Sudeste sufrían el racionamiento impuesto por el gobierno anterior.
Al asumir la secretaría de Minas y Energía, en 1999, en el inicio del gobierno Olívio Dutra (PT), Dilma Rousseff tomó para sí la tarea de acabar con los apagones que atormentaban a la población de Rio Grande do Sul. Hasta entonces, el estado cortaba el suministro de energía incluso en condiciones de consumo normal.
Dilma reunió a las empresas públicas y privadas del sector para definir las inversiones necesarias en infraestructura energética, incluyendo nuevos proyectos de transmisión, generación y distribución. Resultado: Rio Grande do Sul escapó del Apagón de 2001, impuesto y provocado por el gobierno Fernando Henrique Cardoso, y hasta hoy la capacidad de atención supera el pico de consumo de energía del estado.
El éxito de Dilma en la lucha contra el Apagón en Rio Grande do Sul llevó al entonces presidente Lula a nombrarla ministra de Minas y Energía, cargo que dejó para ocupar la Casa Civil (jefatura de gabinete) de la Presidencia de la República, de donde saldría para disputar y vencer la elección de 2010, garantizando seguridad energética a Brasil y a los brasileños.
Para asegurar que toda la energía generada y transmitida llegue a quien aún vivía en la oscuridad, el gobierno federal creó e incluyó en el PAC el programa Luz para Todos. Ya se realizaron más de 3 millones de conexiones de energía eléctrica, asegurando más calidad de vida, comodidad y capacidad productiva a 15 millones de personas.
Haga clic aquí para saber más sobre el Programa Luz para Todos.
Las inversiones del PAC aseguran las condiciones y los equipamientos para la explotación y el desarrollo de la producción en los campos de petróleo en tierra y en el mar, con especial mención para el Presal. Las acciones van de la perforación de pozos a la creación del Programa de Modernización y Expansión de la Flota de Petroleros (Promef I y II), que tiene como premisa la construcción de buques con un índice de nacionalización de, como mínimo, 65%. Hasta diciembre de 2013, siete buques de gran porte habían sido entregados. El Promef tiene otros 14 buques en construcción, sumándose 46 embarcaciones ya contratadas.
Durante el año 2013, se entregaron nueve plataformas construidas con tecnología nacional. Con el PAC y el Presal, la industria naval brasileña, desguazada por los gobiernos anteriores, emplea hoy a 80 mil trabajadores.
En el área de Refino y Petroquímica, el PAC viene realizando obras importantes en las más variadas regiones del país. Ya se concluyeron 13 emprendimientos de modernización y ampliación, mientras sigue a buena marcha la construcción de tres grandes refinerías: Abreu y Lima (Pernambuco), Complejo Petroquímico del Rio de Janeiro (Comperj) y Premium I (Maranhão).
El número de plataformas de producción de petróleo en operación pasó de 36 a 82, entre 2002 y 2014. Actualmente, 28 sondas para la exploración del presal están contratadas para ser construidas en astilleros brasileños. La infraestructura de gaseoductos creció de 5.417 km de extensión a 9.489 km en el mismo período.
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