No. Asegurar el derecho a la vivienda es un deber del Estado. Además de eso, el Programa Mi Casa, Mi Vida beneficia no solo a las familias de bajos ingresos, sino a la sociedad como un todo, haciendo girar la rueda de la economía. Una de las mayores innovaciones de Mi Casa, Mi Vida fue transformar “carencia” en demanda, por medio de la inserción en el mercado de un gran segmento hasta entonces por debajo de la llamada “línea de la financiación”. Eso hizo surgir un nicho de mercado para las constructoras, que pudieron pasar a construir inmuebles para ese segmento social. Así, el programa generó un doble impacto - social y económico. Atendiendo a un segmento que responde por más del 90% del déficit habitacional del país, generando 1,3 millón de empleos directos en las obras de construcción de las viviendas, estimulando la construcción civil y activando otros sectores importantes, como la industria y comercio de materiales de construcción. Entre 2009 y 2013, el programa inyectó R$ 63 mil millones en la economía, de los cuales R$ 37,55 mil millones en el sector de la construcción civil.