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La casa es nuestro puerto seguro. Es donde criamos a nuestros hijos, recibimos a los amigos, pasamos las horas más felices del día. La casa es un derecho de todos, pero no todos tienen condiciones de comprar o construir la suya, aunque luchen la vida entera. Fue para esos brasileños que Lula creó Mi Casa, Mi Vida. El programa financia a familias con ingreso bruto de hasta R$ 5 mil. La prioridad es para las que ganan hasta R$ 1.600, que pagan un 5% de su ingreso por diez años.
En la franja de hasta R$ 3.275, el subsidio es de hasta R$ 25 mil y es concedido de forma inversamente proporcional al ingreso. Para las familias con ingreso hasta R$ 5 mil, el beneficio se da por la reducción de la tasa de interés del crédito inmobiliario, variando del 5% al 7,16% de acuerdo al ingreso familiar.
Encuesta realizada por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) revela que la cuota del crédito inmobiliario de Mi Casa, Mi Vida es menor que los gastos de los beneficiarios con luz, agua, gas y expensas de condominio.
Esos gastos, según el Ipea, totalizan en media R$ 105,35, mientras que las cuotas para los beneficiarios con ingreso de cero a R$ 1,6 mil están alrededor de R$ 64,96. Los números prueban que el programa es de hecho accesible a la población más pobre.
¿Conoce usted aquella historia de que “el jardín del vecino es siempre más bonito que el mío”? Pues ella no vale para el Programa Mi Casa, Mi Vida: aquí, cada familia afirma que su casa es la más bonita de toda la vecindad. Es más: en una escala de 0 a 10, los beneficiarios del programa le dan nota 8,8 al ítem “satisfacción con la vivienda” y 8,6 para “mejoría en la calidad de vida”. La encuesta fue realizada por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), a partir de un muestreo con 7.620 viviendas, ubicadas en 187 municipios del país.
Otra importante innovación del programa es Mi Casa, Mi Vida - Entidades, cuyo objetivo es el de permitir que las familias organizadas en cooperativas, entidades privadas sin fines de lucro y asociaciones urbanas actúen como entidades promotoras/organizadoras en los programas habitacionales de interés social, lo que fortalece las prácticas de ciudadanía. En esta modalidad, las entidades populares refuerzan los procesos de educación y organización popular, tan importantes como la construcción misma de las viviendas.
Dirigido a familias de ingreso familiar mensual bruto de hasta R$ 1.600, Mi Casa, Mi Vida - Entidades contrató, hasta mayo de 2014, 43.175 casas en todas las regiones de Brasil, de las que 3 mil ya fueron entregadas
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Como 1/3 de los inmuebles contratados por Mi Casa, Mi Vida son apartamentos, y la vida en condominio es una novedad para gran parte de los beneficiarios, el programa orienta a los habitantes en la estructuración del condominio y en la organización de sus cuentas.
“Yo tenía la convicción de que era necesario terminar mi mandato haciendo el mayor número de contratos ya alcanzado en la historia de este país para habitación, financiados por la Caixa Econômica Federal y subsidiados por el gobierno de la República... 1 millón 300 mil casas contratadas (en 2010)... Y lo hicimos para decirles a los que dudaban que nunca más se atrevan a dudar de la capacidad de construcción de casas de los trabajadores brasileños, de la Caixa Econômica Federal y del gobierno brasileño que está determinado a resolver el problema de un déficit habitacional crónico en este país”.
“Es (necesario) reconocer que el Estado brasileño no es solo el gobierno. El Estado brasileño tiene la obligación, para con ciertas capas de la población, de contribuir para que puedan tener acceso a la casa propia. Por esa razón, este es el programa en que el gobierno federal gasta más con subsidios. Nosotros, de hecho, le subsidiamos la casa propia a la población más pobre de este país. Y no es una cuestión de limosna, no es cuestión de dádiva, no es un regalo. Es una obligación, por lo tanto, de parte del Estado, y es un derecho del ciudadano y de la ciudadana. Esa es la diferencia fundamental de ese programa, que fue hecho para ciudadanos y para ciudadanas con derecho pleno y derecho al dinero público.”
Francisco Galdino, Sobradinho (DF)
"Al principio yo no creía mucho porque ya había sufrido demasiado... Después que recibí la casa, la vida cambió. Hoy tengo acceso a un baño. Si quiero salir, tengo como pasear, la calle tiene pavimento. Hoy mi vida es otra.”
Bianca Andrea da Silva Firmino, Valparaíso de Goiás (GO)
"Tenemos ese placer de dar un techo. De saber que ellos (los hijos) pueden crecer tranquilos... El placer de tener un hogar nos da una satisfacción muy grande".
Rosimery Ferreira, Várzea Grande (MT)
"¿Qué me faltaba? Un suelo firme para decirme a mí misma: aquí es mi lugar. Aquí voy a poder ver a mi nieto creciendo. Es la realización de cualquier familia.”
Márcia Cristina Nunes, Rio de Janeiro (RJ)
"Es pura alegría. Para mí, para mi hija, para mi marido. Ella siempre soñó con tener su propio cuarto. Estoy súper feliz. No hay como tener otra sensación.”
Denise Helena de Almeida, Ananindeua (PA)
"Sabe o que é você acordar e você dizer assim: Poxa eu tô no que é meu. Saber que você tem uma segurança. É totalmente diferente. É um sonho realizado".