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La combinación de políticas sociales y de crecimiento económico dio resultado. Por primera vez en medio siglo, ha disminuido la distancia entre las economías del Sur y Sudeste industrializados y del Norte y Nordeste pobres. Sin embargo, hacía falta más para que la desigualdad regional siguiera cayendo permanente y progresivamente. Y Lula y Dilma hicieron más: los proyectos estructurantes, que generan empleos e ingresos durante y después de su implantación.
Si la reanudación de la industria naval le dio nueva vida a la estancada economía del estado de Rio de Janeiro y dinamizó la economía de Rio Grande do Sul, los astilleros también transformaron el escenario en cuatro estados del Nordeste, región que también está recibiendo tres refinerías de petróleo. Los gobiernos Lula y Dilma fueron decisivos cuando articularon o estimularon grupos industriales privados - brasileños y multinacionales - a invertir en nuevos polos de desarrollo de las regiones más pobres o de los estados menos industrializados del Sur y del Sudeste. Y todo eso ocurrió y está ocurriendo con el apoyo y el crédito de los fondos constitucionales, de desarrollo y de los bancos estatales.
El Norte y el Nordeste ocupan una posición central en el mayor conjunto de obras y proyectos estructurantes ya ejecutados en el país. La mayor parte de las obras de transporte en marcha o ya concluidas está en esas regiones: las hidrovías y puertos van a rellenar un vacío, una falta histórica de la Amazonía; y las carreteras y ferrovías como la Nueva Transnordestina, la Ferrovía Oeste-Este y la Ferrovía Norte-Sur llevarán la riqueza del interior del Nordeste y del Norte a la capitales y puertos.
(Sepa más en las páginas del PAC)
Con Lula y Dilma, el papel de la Petrobras también ha cambiado y la mayor empresa brasileña pasó a invertir en el desarrollo del país y no solo para remunerar a sus accionistas a corto plazo. En lugar de simplemente ampliar las refinerías ya existentes en el Sudeste, se están construyendo tres nuevas refinerías en los estados de Ceará, Maranhão y Pernambuco para atender a la futura demanda del presal. Cuando cambió su política de compras y dejó de importar las plataformas de explotación y petroleros, Petrobras fue determinante para el renacimiento de la industria naval de Rio de Janeiro y por la implantación de nuevos astilleros en Rio Grande do Sul, Alagoas, Bahia, Maranhão y Pernambuco
(Sepa más en las páginas del Presal)
Más que un evento deportivo, el Mundial de Fútbol se transformó en una palanca para reducir todavía más las desigualdades regionales. No por casualidad, el Nordeste tuvo cuatro sedes del torneo (Fortaleza, Natal, Recife y Salvador) y el Norte y el Centro-Oeste, otras dos (Manaus y Cuiabá).
Además de las ampliaciones de los aeropuertos, las capitales se transformaron en inmensos sitios de obras para recibir BRT (estaciones y corredores exclusivos para líneas expresas de ómnibus) y VLT (Vehículos Livianos sobre Rieles) que cambian completamente el modo como los trabajadores se desplazan para ir al trabajo.
(Sepa más en las páginas del PAC)
Foto: Danilo Borges/Portal de la Copa
Los Fondos Constitucionales de Financiación del Norte, del Nordeste y del Centro-Oeste fueron creados por la Constitución del 1988 con el objetivo de reducir las desigualdades regionales. En 2001, cuando el gobierno federal de entonces cerró la Sudene y la Sudam, dichos fondos se transformaron en las únicas alternativas disponibles para financiar emprendimientos en las tres regiones. Aun así, eso solo ocurría en el papel. En la práctica, muchas veces los recursos simplemente no era aplicados, como si el dinero no existiera.
En los gobiernos Lula y Dilma, todo ha cambiado. La aplicación de los recursos pasó a obedecer a una nueva condición definida en la Política Nacional de Desarrollo Regional: los recursos pasaron a ser destinados a emprendimientos privados capaces de reducir también las desigualdades existentes dentro de la misma región para evitar la concentración de recursos solo en las capitales y ciudades-polo.
Los recursos invertidos ahora son mayores que las transferencias obligatorias del Tesoro Nacional porque los bancos públicos que hacen la gestión de los fondos (BNB, Banco da Amazônia y Banco do Brasil en el Centro-Oeste) usan también el patrimonio de los fondos, proveniente de inversiones financieras y de cancelación de financiamientos anteriores a proyectos exitosos.
Los Fondos de Desarrollo Regional fueron creados para financiar a empresas y proyectos públicos o privados de infraestructura o con capacidad de generar miles de empleos o estimular la actividad productiva.
En la Amazonía, el Fondo de Desarrollo Regional (FDA), creado en 2006, fue el responsable de la generación de 60 mil empleos (2011) gracias a la liberación de 1,189 mil millones principalmente a los sectores de generación de energía eléctrica, agroindustria y telefonía. A partir de 2013, empresas de beneficiamiento de pescado y almacenes de distribución también pasan a recibir financiamiento del FDA.
El Fondo de Desarrollo del Nordeste (FDNE), creado en 2001, está financiando proyectos de desarrollo sostenible de generación de energía eólica, la fruticultura irrigada en el Valle del Río São Francisco y parte de las obras de la Ferrovía Transnordestina, que recibió R$ 2,7 mil millones del Fondo. En 2011, el FDNE invirtió más de 1,784 mil millón en la región.
En 2013, se ampliaron los valores-límite de los fondos. En el caso del FDA, el límite quedó en R$ 1,15 mil millones y para el FDNE aumentó a R$ 2 mil millones.
El gobierno Lula creó el Fondo de Desarrollo del Centro-Oeste en 2009 y, desde el final de 2013, está listo para entrar en operación con más de R$ 1,4 mil millón. Proyectos de Goiás, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Distrito Federal ya están siendo analizados y deben empezar a recibir recursos en 2014.
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Hasta 2003, los Arreglos Productivos Locales, o APLs, era un término ignorado o despreciado por quien debería promover el desarrollo nacional. Solo los grandes proyectos existían. Cuando el gobierno Lula pasó a priorizar los APLs con financiamiento del BNDES y una acción integrada que incluía 33 instituciones públicas y privadas, incluidos el Ministerio del Desarrollo, Industria y Comercio Exterior y el de Ciencia y Tecnología, Brasil finalmente pasó a apoyar a los micro y pequeños empresarios responsables de generar empleo e ingreso en sus comunidades.
Financiar los APLs significa que, con Lula y Dilma, la diversidad cultural brasileña se refleja en la diversidad económica, pues hay recursos para apoyar las cadenas productivas que van del productor de queso de cabra de Bahia al recolector de castañas del Amapá, de la estilista del interior de São Paulo al fabricante de mantas y hamacas del agreste de la Paraíba.
Sepa más sobre los APLs aquí y aquí.
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