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Con Lula y Dilma, Brasil ha dado importantes pasos en una de las áreas más sensibles y centrales de toda sociedad democrática: la comunicación. La prensa nunca tuvo tanta libertad para investigar - o dejar de investigar - cualquier tema, sin censura o presión económica por parte del gobierno.
El ciudadano, por su parte, conquistó un poderoso antídoto contra el pensamiento único: la diversidad de información y opinión proporcionada por la Internet, cada día más presente en la vida de los brasileños. Con la Internet, el ciudadano abandonó el rol de consumidor pasivo de la información y pasó a ejercer el derecho de discordar y criticar. Además del mayor acceso, los brasileños conquistaron también el derecho a una Internet más libre y democrática, gracias al Marco Civil de la Internet, que despertó la atención del mundo entero al asegurar la libertad de expresión, la privacidad y el tratamiento igualitario a todos los usuarios, independientemente del poder financiero.
Los gobiernos Lula y Dilma entendieron también que no existe una única prensa - existen muchas, y con distintas característica y necesidades. La comunicación gubernamental, por lo tanto, debe atender a todas las prensas, sin privilegiar a cualquiera de ellas, ya sea un gran periódico o una radio de una pequeña ciudad del interior. Otra novedad fue la implantación de criterios técnicos para la distribución de la publicidad oficial - o sea, la inversión de publicidad en los periódicos, radios y TV debe ser proporcional a su audiencia o circulación, evitando la subjetividad, el privilegio o la persecución.
En los últimos 12 años, Brasil avanzó también con la creación de la Empresa Brasil de Comunicación (EBC), destinada a estructurar y promover la comunicación pública en el país. Otro avance fundamental fue la realización de la 1a Conferencia Nacional de Comunicación (Confecom), en 2009. A partir de ella, la sociedad pasó a discutir temas hasta entonces considerados tabúes, como la concentración de los medios de comunicación en manos de pocos grupos, lo que hiere el artículo 220, párrafo 5o, de la Constitución Federal: “Los medios de comunicación social no pueden, directa o indirectamente, ser objeto de monopolio o oligopolio”.
Hemos avanzado mucho, pero todavía queda una larga jornada en dirección a algo que hasta hace muy poco tiempo parecía un sueño lejano: la democratización de los medios de comunicación.
“Esta Conferencia se realiza bajo el signo de la libertad de prensa. Tengo el orgullo de decir que la prensa en Brasil es libre. Ella investiga y deja de investigar lo que quiere. Publica y deja de publicar lo que desea. Opina y deja de opinar sobre lo que place. Mi compromiso con la libertad de prensa es sagrado, ella es esencial para la democracia. El Estado democrático solo existe, se consolida y se fortalece con la prensa libre.”
"Brasil dio un gran paso en el proceso por el cual incluimos y aseguramos ingresos a una parte de nuestra población. Tan importante como el ingreso es el acceso a la Internet. Tan importante como el ingreso es la garantía de una sociedad con ciudadanos que tengan opiniones propias - y las expresen. Por eso, para nosotros, el inestimable valor de la Internet.”